
Origen de la Queimada
Pese a lo que muchas personas piensan, la queimada tal y como es conocida se trata de una tradición de reciente creación. El primer conjuro de la queimada fue desarrollado en la ciudad de Vigo en 1967 por Mariano Marcos Abalo a fin de amenizar una fiesta de juegos florales. Años después, en 1974 concretamente, su creador amplió en conjuro con referencias a Satán y Belcebú comenzando a realizar representaciones en la discoteca Fausto de Vigo. Poco después, una imprenta de la misma ciudad empezó a realizar copias del conjuro, en un principio sin autorización, pero luego abonando una peseta por unidad vendida. Debido al enorme éxito, otras empresas se sumaron a la ola comercializando copias por su cuenta, sin ninguna autorización y sin citar al autor. En el 2001, Mariano Marcos Abalo decidió registrar la propiedad intelectual del conjuro ante la indefensión a la que vio sometida su obra.
A continuación se puede ver la Versión Original del conjuro en Gallego:
Mouchos, coruxas, sapos e bruxas. Demos, trasnos e dianhos, espritos das nevoadas veigas. Corvos, pintigas e meigas, feitizos das mencinheiras. Pobres canhotas furadas, fogar dos vermes e alimanhas. Lume das Santas Companhas, mal de ollo, negros meigallos, cheiro dos mortos, tronos e raios. Oubeo do can, pregon da morte, foucinho do satiro e pe do coello. Pecadora lingua da mala muller casada cun home vello. Averno de Satan e Belcebú, lume dos cadavres ardentes, corpos mutilados dos indecentes, peidos dos infernales cus, muxido da mar embravescida. Barriga inutil da muller solteira, falar dos gatos que andan a xaneira, guedella porra da cabra mal parida. Con este fol levantarei as chamas deste lume que asemella ao do inferno, e fuxiran as bruxas acabalo das sas escobas, indose bañar na praia das areas gordas.
¡Oide, oide! os ruxidos que dan as que non poden deixar de queimarse no agoardente, quedando así purificadas. E cando este brebaxe baixe polas nosas gorxas, quedaremos libres dos males da nosa ialma e de todo embruxamento. Forzas do ar, terra, mar e lume, a vos fago esta chamada: si e verdade que tendes mais poder que a humana xente, eiqui e agora, facede cos espritos dos amigos que estan fora, participen con nos desta queimada.
Origen de la queimada
Su origen es incierto, pese a ello se le atribuye origen celta de forma popular y totalmente errónea, ya que se trata de un hecho imposible. La explicación es que el alambique (creado por los árabes) llegó a Galicia después del siglo XII o XIII, ya en la edad media. Además, el azúcar de caña, uno de sus ingredientes fundamentales, también fue introducido por los árabes (el azúcar de remolacha se corresponde con las Guerras Napoleónicas).
Posteriormente, el antropólogo Xosé Manuel González Reboredo, afirma que el consumo de aguardiente (sin quemar) era habitual en la Galicia rural tradicional, donde tenía fama como medicina contra el catarro y que en un momento dado (mediado de los años cincuenta del siglo XX) gallegos residentes en el exterior empezaron a tomar esta bebida en las fiestas o después de las comidas.
Sea como fuere, su consumo sin quemar era habitual en Galicia tanto en fiestas como después de comer. En el año 1955 el alfarero mindoniense Tito Freire, creó el reconocido recipiente de barro cocido con forma de tartera y patas en el que se suele preparar la queimada.
Ingredientes
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- Cortezas de limón y/o naranja
- Aguardiente de Orujo de Galicia
- Azúcar blanco fino
- Puñadito de granos de café
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Elaboración
En un recipiente de barro cocido vertimos el aguardiente de orujo de y el azúcar. La proporción es de 120 gramos de azúcar por cada litro de aguardiente. A continuación, añadimos mondas de limón/ naranja y los granos de café. Removemos bien con un cazo al que acto seguido le prendemos fuego. Lentamente acercamos el recipiente hasta que el fuego del cazo pase al recipiente de barro. En el mismo cazo echamos un poco de azúcar, esta vez seco, colocándolo sobre la queimada hasta convertirlo en almíbar. Lo vertimos sobre las llamas removiendo hasta que las llamas tengan un color azulado y finalmente se apaguen.
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